Jamás me soltaré de las manos de Dios y por mas crudo que sea el desierto y sienta que no lograré atravesarlo, nunca me apartaré de sus mandamientos, al contrario lo amaré con toda mi fuerza y mi corazón, hoy decido abrazar una vida de obediencia y santidad delante de su presencia. Me declaro culpable delante de su presencia, para que El aplique el poder de su sangre, la fuerza de la restauración, los nutrientes activos de su misericordia y se acuerde que solo soy un soplo de vida en esta tierra.
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