sábado, 22 de agosto de 2015

Si vienen aflicciones a nuestra vida, podemos regocijarnos también con ellas, porque nos enseñan a tener paciencia, y la paciencia engendra en nosotros fortaleza de carácter y nos ayuda a confiar cada vez más en Dios, hasta que nuestra esperanza y fe sean fuertes y constantes. Entonces podremos mantener la frente en alto en cualquier circunstancia, sabiendo que todo irá bien, pues conocemos la ternura de Dios hacia nosotros, y sentiremos su calor dondequiera que estemos, porque él nos ha dado el Espíritu Santo para que llene nuestro corazón de su amor. Romanos 5:1-5. Dios los bendiga siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario